La valoración de una empresa en nuestra
opinión, es una actividad que genera múltiples aproximaciones en razón a que existen
diferentes metodologías de valoración, dada la posición que se tiene frente a
la empresa, pero fundamentalmente frente al objetivo para el cual se va a
realizar la valoración, esto es, si se trata de una adquisición, si se trata de
una fusión, si se trata de una venta, etc. Sin embargo, hay ciertos aspectos
que son fundamentales y que cualquiera que sea la posición, deben ser tenidos
en cuenta al momento de realizar la valoración.
Entre ellos están:
1) Fijar
un Objetivo y determinar la metodología a seguir. Consideramos este factor
clave pues el objetivo deberá considerar la razón por la cual se toma la decisión
de comprar o vender una compañía, lo cual conduce a desarrollar la estrategia y
escoger la metodología más adecuada y conveniente en términos financieros,
tributarios y legales para las partes involucradas en la operación. Ahora bien,
tal como lo mencionamos existen múltiples metodologías para valorar una empresa
entre la cuales podemos mencionar: a) las que tienen como base únicamente la información
financiera de la empresa como: i) valor en libros, y ii) valor de liquidación; b)
las que toman en consideración además información externa, tales como: i) valor
en bolsa, ii) valor de transacciones comparables, y iii) múltiplos; y c) las que se realizan con
base en proyecciones tales como: i) Flujo de caja libre descontado, ii) valor
presente de las utilidades futuras y iii) valor presente de los dividendos
futuros.
No existe una metodología mejor que
otra, pues el nivel de información y el grado de complejidad son diferentes y cada una proporciona unos
resultados que pueden converger o divergir entre sí, luego el éxito está en
entender su razonabilidad y que la metodología adoptada proporcione la
información suficiente y adecuada para el cierre en la fase de negociación.
2) Período
de valoración y negociación. Establecer un cronograma para la valoración y un período
de negociación es fundamental por cuanto existen variables externas que pueden afectar
a la compañía. No se envía un buen mensaje al mercado y a los competidores cuando
transcurren largos períodos sin finalizar el proceso. Igualmente es necesario
plantear estas operaciones para períodos en que la economía no está siendo
afectada por ciclos económicos recesivos y cuando no estén en desarrollo procesos
políticos que generen altas dosis de incertidumbre.
3) Evaluar
los prospectos de crecimiento. Sin
importar de qué lado de la negociación se está, el potencial de crecimiento de
la compañía es un factor que debe ser evaluado. El modelo de negocio se debe
analizar desde dos puntos de vista. El primero como negocio individual y el
segundo como parte de una industria para establecer el verdadero potencial de
desarrollo a futuro.
4) Aspectos
reputacionales. Es un aspecto muy difícil de cuantificar, pero muy importante
al momento de compra o vender ya que una compañía con una buena reputación
puede aumentar su valor en forma importante y una con una mala reputación puede
resultar incluso difícil de vender o perder valor en forma significativa.
5) Localización
y cobertura geográfica. Es un elemento muy ligado con el modelo de negocio,
pues una compañía con un exitoso modelo de negocio, pero con una baja cobertura
geográfica y ubicada en una ciudad intermedia, no generará crecimientos
importantes y su potencial se verá limitado. Por lo que su crecimiento y
desarrollo se requerirá
de inversiones y evaluaciones financieras adicionales.
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Lo aquí expresado es una opinión profesional de
su autor.
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